Bitácora: Laboratorio de Comunicación Escénica
Ronit Guttman
22 de octubre, 2009. Novena sesión
La novena sesión fue la última de las sesiones ordinarias del curso, si así podrían clasificarse, en todo caso. Pues con ella concluimos el trabajo hasta ahora hecho para comenzar a trabajar en la entrega final: un montaje de una obra o algunas escenas, todos juntos como equipo.
Fue especial la novena sesión, no sólo por ser la sesion de cierre del curso regular, pero además por haber sido la sesión del streaptease. Yo estaba emocionada con el performance,estoy segura de que era la única. Me preparé, busqué la ropa que quería utilizar, me caracterizé y ensayé; sin embargo, mi performance parecía ser completamente desinhibido en comparación al de mis compañeros. Ellos, a diferencia mía, sentían un enorme nerviosismo de presentarse ante el grupo, yo en cambio, carecía de vergüenza. Me preguntaba qué pasaba conmigo que no me sentía asustada o amenazada por el “escenario”, quizás algo estaba mal y por ello, sin importar mi sentir, debía temer al igual que mis compañeros.
Como era de esperarse – por mi manera de ser – llegó mi turno y claro que no temí y claro que hice lo que había querido, el problema fue después: no me arrepentí – no me arrepiento, nunca, por política empresarial – pero sí sentí una estúpida forma de culpa. No sé qué fue concretamente, quizás que me mostré como nunca nates, quizás que fue demasiado, quizás que los otros no lo hicieron o quizás, y seguramente, que lo hice con semejante tranquilidad.
En fin, lo hecho hecho está, y no está demás decir que está bien hecho.
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