lunes, 31 de agosto de 2009

Mi máquina. Ronit Guttman. 27 de agosto, 2009: Tercera sesión.


Laboratorio de Comunicación Escénica
Ronit Guttman
27 de agosto, 2009. Tercera sesión
Mi máquina.
Mi máquina es una llena de vanidad, no es lo más fundamental de la vida, mentiría también si dijera que no importa. No obstante, creo que las cosas restantes de la vida (amor, dinero, éxito, entre otras) las hace uno, eso es la vida, sin aquello ¿acaso tendría todavía algún sentido la vida?
Así justifico una máquina que por arte de magia suprima todas las calorías de los alimentos más no su sabor. Sería delgadísima y sumamente feliz si a cada rato pudiera comer pasteles (el de chocolate de Starbucks es el primero que me viene a la mente) muffins y galletas (de Costco. Aunque en Disney venden una de chocolate blanco, frambuesa y chispas de chocolate de leche… no tiene comparación, de la repostería de Minnie, es una fortuna que sólo la venden adentro de los parques en el Gabacho), helado (se me antoja un cookie dough de una heladería artesanal en Toronto: “Dutch dreams” – el mejor helada que JAMÁS haya probado - o un “love potion” de Baskin Robbins, que también es de chocolate blanco, frambuesa y chispas de amargo en forma de corazón), waffles y crepas ahogadas en cantidades ridículas de cajeta, chocolates: mexicanos, girngos, suizos, británicos, italianos, israelíes; e.t.c.
Seguro que si la máquina existiera, la compartiría con algunos cuantos, y el motivo de reunión social sería, sin duda, comer.

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