jueves, 3 de septiembre de 2009

Bitácora #3 Andrea Leiva

Andrea Leiva

Comunicación Escénica

Bitácora de 27 agosto de 2009

Como la clase pasada, empezamos caminando por todo el espacio. Después de un tiempo nos detuvimos cerramos los ojos y Claudia nos pidió que identificáramos en qué parte del salón se encontraba cualquier persona del grupo o también se nos pedía identificar cómo iba vestido cualquier persona del grupo. Todos teníamos que estar atentos a los otros, así como también los demás debían de estar atentos a mí junto con el resto. Cuando trabajamos en equipo siempre es bueno, y muchas veces necesario, saber en dónde y qué están haciendo las demás personas que forman parte de tu ensamble.

Después nos formamos en una media luna y nos marcaron un ritmo, el cual era para que dijéramos nuestro nombre y el número de posición en la que estábamos; por ejemplo: yo era Andrea-dos. Después de haber captado el ritmo para decir nuestro nombre en alguna clase de melodía volvimos a caminar por todo el salón marcando ese mismo ritmo con los pies. Ahora la dinámica era ir de Iván-uno hasta Handrea-catorce, ida y vuelta, tres veces. ¡Nos tardamos muchísimo en terminar el ejercicio! Pero al final lo logramos. Fuimos pacientes unos con los otros y nadie terminó enojado con nadie. Pero definitivamente necesitamos trabajar en la concentración.

Hicimos también ejercicio de improvisación. El ejercicio se llamaba “los especialistas” en el cual una de las dos personas que pasaban tenía que ser el especialista en algún objeto o situación irreal, mientras que el otro lo debía de entrevistar. Yo por ejemplo fui la entrevistadora de Lety, quien era una experta en robar bancos. Fue un ejercicio divertido y fluido. Todos mostramos un buen desempeño en la improvisación.

El último ejercicio realizado fue un ejercicio de confianza. En parejas una persona tenía que guiar a la otra, quien debía de tener los ojos cerrados o vendados, alrededor de la universidad. Mi pareja, de nuevo, fue Lety. Y las dos tuvimos plena confianza, aunque una vez Lety olvidó que tenía los ojos vendados y me estrellé contra la puerta del salón, no me dolió mucho…

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