domingo, 6 de septiembre de 2009

Torneo de Improvisación - Andrea Leiva

Andrea Leiva

Taller de comunicación Escénica

3 Septiembre 2009

Torneo Inter-escolar de Improvisación

Nos recibieron al evento con rosas artificiales y actores vestidos con uniformes coloridos de futbol y un boletito que asemejaba a un pase abordar de un avión. Una vez a bordo del auditorio nos sentamos en las sillas sobre los que encontramos una tarjeta de información color naranja y azúl, un cojín y otra rosa de plástico.

En un video explicativo entendimos para qué eran los cojines, las rosas y el tarjetón. Si nos gustaba la actuación de un equipo debíamos de lanzar al escenario una rosa, pero si nos aburría, podíamos lanzar los cojines para demostrar nuestro descontento. El tarjetón servía para botar al final de cada escena por el equipo que más nos haya gustado.

Los equipos de improvisación, muy animados, cantaron sus himnos tomando el ritmo de Celia Cruz o el de Molotov y empezaron su performance al silbatazo del árbitro (a quien, por cierto, le lanzaron más cojines que a los actores).

No había trabajo de dirección en este caso. Todos tenían que trabajar como equipo y dirigirse entre todos para poder tener éxito al momento de improvisar una escena que debía de tener como título y argumento la frase proporcionada por el árbitro. Hubo veces en la que uno o dos integrantes de cada equipo debían de improvisar juntos. Uno pensaría que iba a resultar difícil para dos personas que no se conocen y que nunca han trabajado juntos pero, de todas las escenas actuadas, esa improvisación fue la mejor. Fue una de las pocas veces en las que vi que lanzaban muchas rosas; normalmente se veían cojines volar por el auditorio. El argumento de las actuaciones no era claro la mayoría de las veces; lo mismo sucedía con el género de la escena que tampoco quedaba claro para el público. O si bien, el género era designado por el árbitro, los equipos de improvisación tenían problemas en realizar la escena.

La escenografía no era más que una tarima al frente y no había ningún trabajo de iluminación. El espacio de actuación debía de ser neutro debido a las distintas escenas que tomaban lugar en el escenario y eso, en mi opinión, fue logrado con la utilización de una tarima sin algún fondo y una iluminación no cambiante de la misma. Lo que se me hizo interesante fue la musicalización de cada escena. Una persona tocaba el teclado con diferentes ritmos según el tono de la escena. Algunas veces funcionaba bien, ya que el músico atinaba a musicalizar a tiempo la escena actuada, pero otras veces, yo supongo, cambiaba totalmente el tono en el que los actores querían realizar la escena. Esto sucedió, por ejemplo, en una escena de acción en la que el músico tocaba algo que parecía música de Tatiana, Barney o de Cri-Cri mientras que los actores lanzaban patadas y pretendían dar balazos. Es una lástima que un participante externo haya arruinado de alguna forma la escena actuada por cualquiera de los equipos.

Aunque las actuaciones eran pésimas, el evento fue bastante dinámico y divertido. Si el público sólo se hubiera limitado a observar las escenas actuadas sin opinar sobre ellas al lanzar el cojín o la rosa y al votar con el tarjetón por el equipo naranja o azul, el auditorio se hubiera vaciado después de la primera hora del evento. Fue un evento muy bien realizado, organizado y logrado por el equipo de producción, pero tedioso y malo por parte de los actores.

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